3 ibex al alba



¿Dónde encontrar un glaciar en este mes de octubre?

Las previsiones del tiempo para este fin de semana son más o menos. Más para sábado menos para domingo. Encontrar la buena vuelta. Saber hacer todos los nudos de cuerda necesarios. Aprender los que no sabemos. Encontrar el itinerario. Saber si somos capaces de hacerlo. Saber si tenemos el tiempo de hacerlo. Saber si tenemos ganas de hacerlo. Preparar todo el material necesario. Todo esto precisamos hacer antes de partir, en poco tiempo. Así saldremos nosotros dos viernes por la noche para subir sobre la Regina delle Dolomiti.

¿Dos? Es lo que creíamos. Era sin pensar en la reactividad y la motivación de nuestro amigo Víctor, capaz de salir de su casa cinco minutos después de recibir un mensaje para venir a esta expedición. La llamada de la Regina, La Marmolada – mundialmente conocida por su estupenda pared sur, es muy potente. Un auto francés como único indicio, Víctor, estacionó al lado nuestro mientras ya estábamos durmiendo.

Ningún ruido hasta las cinco, y el despertador. Difícil levantarse temprano pero importante para aprovechar las mejores condiciones de hielo, anticipar la aparición de nubes y tener el tiempo de hacer la vuelta completa. Las pocas galletas que comimos, los ojos todavía medio cerrados, nos permiten tener un poco de azúcar en la sangre. Un mate rápido mientras guardamos la carpa en el auto y agarramos el material y ya estamos caminando.



Solamente las luces de las frontales nos permiten ver dónde poner nuestros pies en esta pared norte de La Marmolada. La elegimos porque es aquí que encontraremos el glaciar. ¡También la escalada de la pared sur parece fuera de nuestro alcance! Para nuestra primera experiencia de alpinismo en autonomía queremos asegurarnos que todos los parámetros están en verde. Ya el cielo se pone menos oscuro lo que nos permite ver aparecer las líneas de crestas de las montañas una después de la otra.



En el momento mismo dónde nuestros ojos siguen los reflejos rojos en las nubes de la mañana para destacar todavía más las princesas delle Dolomiti, surgieron tres ibex de una parte más oscura. La madrugada no es tan dura para ellos como para nosotros, dada la velocidad a la cual pasan al lado nuestro. Como si elevaran la cortina negra, apareció nuestro objetivo del día y las dificultades que tenemos que superar para lograrlo.



En el refugio con dos nombres (o los dos refugios, no sabemos) ya estamos desde hace 200 metros en un lugar adonde el glaciar estaba antes y faltan 200 metros para llegar al glaciar de hoy. Seguimos sobre el refugio entre las rocas que descubrieron el aire libre hace poco tiempo, girando entre las piedras resbaladizas debido al hielo de la mañana. Ahora llegamos a este campo blanco y azul que esperamos tanto. Paramos para ponernos el equipo. Ya está!!!



¡Crack! La capo cordata pisó el hielo. Seguimos la cuerda tensa durante este cruce de la pendiente de hielo un poco rípida. Imagine a way on this surface. Este es el trabajo de nuestra cordata. Encontrar el mejor medio de llegar a 3200 metros, debajo de la pared terminal supuestamente fácil. La elevación que tenemos da un panorama impresionante de los valles y montañas del Trentino. El ritmo fue regular. ¡No queríamos parar demasiado tiempo a causa del frio y de esta cima que queríamos conquistar!



Nos quitamos los crampones bebiendo un sorbo de agua helada. Empezamos a caminar en esta cresta de roca y nieve sin aproximarnos demasiado al borde del acantilado. ¡Esta pared sur parece un agujero sin fondo! El pitón rocoso no se rinde fácilmente. Necesitamos encontrar un camino en el medio de estas líneas verticales. Usamos la cuerda para hacer un pasaje adonde no está permitido equivocarse. Algunos pasos y ya podemos saludar a los alpinistas que hacen la más frecuentada Punta Penia. ¡Punta Rocca está bien hecha de roca!






Con este sentimiento de felicidad de lograr nuestro objetivo y sobre todo de pasear en un lugar maravilloso, bajamos. Bajamos. Bajamos a ver también los impactos del ser humano en estos lugares. Bolsas de plástico o máscaras al lado de un fósil de millones de años. Recuperamos algunas, esperamos no haber dejado otras. Somos también parte de este retrato. El pequeño dolor de cabeza que tenemos nos señala que estamos en una zona inhospitable. Comimos en la terraza del refugio para tener más fuerzas después de este largo día bajo vigilancia de los locales: los grajos.





No es todos los días que encontramos a La Regina.


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