como si fuese el último
Y si hay también una cosa : cuidado con las vacas ! Hirzer. Hirzer, este nombre aparece en las cabinas de los años 70 y tenemos el tiempo de verlo bien mientras hacemos esta cola interminable bajo el sol. Seguimos alucinados, sin embargo, por este pueblo de doble lengua, y apreciamos en la fila esta singular y natural biculturalidad. Una subida directa de 1500 metros que nos recuerda el potencial que tienen nuestras piernas, pero que hoy no usamos. 1500 metros más alto nos sentíamos aún muy pequeños mirando la cima. Empezamos a caminar con los ojos grandes abiertos buscando una manga de viento... arriba de las vacas hay una! Nos regocijamos con nuestro hallazgo y en soledad, empezamos a prepararnos, en un ambiente seco de alta montaña. Pero de pronto, una figura frágil apareció. Erich, sabía todo sobre estas montañas. Nos enseñó con paciencia lo que necesitábamos: dónde despegar, cómo aterrizar, dónde volar en este sitio. Estamos más que listos para volar con todos estos...